PROCRASTINAR: UNA CUESTIÓN EMOCIONAL
- Edurne Floristán Preciado
- 15 sept 2019
- 1 Min. de lectura
Después de vacaciones, nuestro nivel de motivación baja y es posible empezar a procrastinar.
“Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”, se ha tachado de vagancia o desorganización.
Aunque ahora vemos que esta estrategia de postergar va mas allá de la holgazanería, y tienen que ver con la incomodidad de enfrentar nuestros miedos en el momento presente.
La posibilidad de fracasar, el perfeccionismo, y la sensación de falta de recursos hace que generemos excusas, que lo único que consiguen es hacernos sentir aún peor.

Ponerse plazos, establecer listas, dividir las tareas en tareas más pequeñas, darnos premios, programar tiempo de descanso y desprendernos de las distracciones, nos pueden ayudar.
Ponernos en valor, revisar nuestros miedos, y enfrentar la angustia son esenciales para poder empezar a trabajar ahora en todas las obligaciones y sueños que hemos dejado para mañana.
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